viernes, 23 de enero de 2015

En tierras extrañas...

Llegué a Delhi un domingo a la 1:00am... Tenía la opción de pasarme 12 horas en un autobús o esperar 11 horas en el aeropuerto y volar hacia Dharamsala. Preferí no arriesgarme (hoy sé que no había nada que temer...) y pasé mis primeras horas en India deambulando por una sala de espera..

Una hora después de abordar me encontré de frente con una vista espectacular: la línea nevada de los Himalayas... ¡qué sensación! Mi pecho se ensanchó lleno de agradecimiento y me sentí como una niña, emocionada y asombrada.


En el aeropuerto, un taxista sostenía un cartel con mi nombre, y el de siete chicas más, todas íbamos al mismo lugar: Upper Bhagsu. Luego de deshacernos de la vestimenta de invierno, nos apuñamos en un auto en el que pasaríamos más de dos horas, a unos 34 grados de temperatura. Al llegar a Mcleodganj -el pueblo más cercano a la escuela de yoga- el tráfico simplemente ¡era una locura! Entre vacas, perros, vendedores ambulantes, turísticas y locales, los carros competían para ver quien se atravesaba mejor... el sonar de las bocinas era ensordecedor y las ocho "westerns" (como se nos llama en este lado del mundo) nos derretíamos en sudor mezclado con tierra rojiza.

Al llegar a Bhagsu, el taxista bajó nuestro equipaje y nos señaló unas gradas interminables montaña arriba... ¡aún no habíamos llegado! Debíamos subir peldaños por alrededor de unos 15 minutos con maletas al hombro hasta la casa de huéspedes que sería nuestro hogar por los próximos 30 días...

Luego de hacer algunos trámites propios de los turistas: cambiar dinero, comprar una tarjeta telefónica y comer lo que fuera; emprendimos la escalada... unas se quedaron en el camino, otras nos propusimos no parar o de lo contrario nuestras adoloridas piernas no sabrían cómo empezar de nuevo... Nos recibió una casa de huéspedes sencilla pero con una vista espectacular... 23 personas de 15 países distintos compartiríamos en ese hotelito días completos durante un mes...


Hasta aquí la historia va muy "normal"... lo que no sabía entonces es que a partir de este momento no miraría más hacia atrás... no habrían más reproches ni lamentos... el pasado sería solo un álbum de fotos que se tomaron, se revelaron, se pegaron en sus páginas y se guardaron en un cajón viejo hasta llenarse de polilla y polvo... ya no sería más un compañero diario.

Lo que no sabía entonces es que las historias de estas 22 personas me inspirarían, me moverían, me harían soñar y me llevarían a lugares que ni en mis más salvajes sueños habría imaginado...

Tampoco sabía que buscando cambiar de profesión, cambiaría de vida... encontraría mi pasión y descubriría mi misión... No sabía que sería el inicio de un hermoso camino en Asia...

No sabía que, inmersa en las faldas de las montañas más altas del mundo, emprendería la escalada hacia mi propia montaña...

No hay comentarios:

Publicar un comentario