domingo, 25 de octubre de 2015

Comiéndome Turquía!!!

Así es!!! Aunque soy una completa defensora de la comida saludable, la gastronomía de Turquía me hizo dejar de lado mis batidos verdes (por un rato!) y sucumbí ante su encanto!
Recuerdo que antes de llegar al país, muchas personas se preguntaban que iba a comer yo allá!! -siendo vegetariana es difícil comer fuera de casa, y más aún en un país donde culturalmente la carne es el ingrediente principal de sus platillos.
Sin embargo, Turquía es sumamente rico en el cultivo de vegetales, frutas y semillas; los lácteos están a la orden del día, y los turcos son los reyes de la repostería y los postres... así que ¿quién necesita la carne, ante tanta maravilla?!

Empecé por las calles de Taksim, donde encontré los mejores profiteroles que he comido en mi vida. En este café únicamente venden profiteroles (además de café turco y té, por supuesto!), pues no les hace falta vender nada más!! Una porción de seis esponjados manjares rellenos de crema pastelera y cubiertos de chocolate son suficiente para compartir... no queremos pecar de más, ¿cierto?

Luego, me enrumbé al maravilloso pueblo de Pulumur, escondido entre las montañas de Erzincan y Dersin, y ahí sí me di gusto!! Las vacas, ovejas y cabras pastan libres por las montañas cubiertas de zacate fresco y rodeadas de manantiales de agua cristalina; los animales son tratados con amor y respeto, las ordeñan a mano y dejan más de la mitad de las hembras sin ordeñar para que alimenten a las crías. Con esta leche pura, orgánica y feliz, las mujeres del pueblo hacen todo tipo de queso, yogur y mi favorito: kaymak!!! Mmmm, una deliciosa crema de leche que untada en el pan recién horneado y coronada con miel orgánica fue el cielo gastronómico para mí!! Desayunar con esta combinación fue el inicio perfecto de los días más parecidos a los de la vida de Heidi!!!

Lo maravillo de estos pueblos, además de la comida, es su gente amable, sonriente y cariñosa; todos me hacían conversación -en turco por supuesto!- y yo les contestaba en español, y todos felices y entendidos! mientras las oraciones terminaran en tamam (ok), todos estábamos de acuerdo! Pero rápidamente tuve que aprender a decir: "taman, yeter!" (es suficiente!), porque la hospitalidad de los turcos va acompañada de... comida!! A cualquier hora del día, en cualquier casa que pasará por el frente, la invitación a tomar çay (té) era inminente! pero el té no venía solo, no!!! Venía acompañado de galletas, panes, frutas, semillas y cuanta cosa hubiera en la despensa de la casa! Salir a dar una vuelta por el barrio, era cosa seria para el estómago! Además, rechazar una invitación es considerado una grosería, así que había que decir que sí, sentarse y comer!!!

Ser vegetariana en el pueblo no fue problema alguno. Todas las mañanas se iba a la huerta a ver qué había dado la madre naturaleza para la ensalada (sí, ensalada para el desayuno, almuerzo y cena!! me encantó!); alguien pasaría a la casa a dejar el queso y el kaymak fresco, otra vecina llevaría huevos recién recogidos, un tío llevaría una canasta de fresas, y en la casa el pan recién asado estaba envuelto y caliente sobre la mesa. 
Al almuerzo solo bastaba ir a la orilla del río a recoger algunas ramas y hojas para hacer un delicioso picadillo, rellenar unos chiles verdes con trigo y semillas, y acompañarlos de ensalada verde; o bien hacer una parrillada de hongos silvestres y vegetales, al pie de una montaña sagrada. La cena sería sopa de yogur con fideos (hechos y cortados a mano por las vecinas), o de lentejas y pan fresco. Entre comidas tomaría unos 4 litros de té, comería semillas, frutas y queques recién horneados, sentada a la sombra de algún árbol, rodeada de amigos y familia, escuchando historias de antaño, perdiéndome entre risas, recuerdos y en un idioma que, apesar de no conocer, de alguna forma se me hacía fácil entender. Los días en Pulumur han sido los mejores que he tenido en años!!! Mi corazón siempre querrá volver!! Y mi estómago estará feliz de hacerlo!!

Ya de regreso en Estambul, no podía faltar el tradicional té y simit a bordo de un ferry mientras cruzábamos el Bósforo!! Tengo que reconocer que este viaje, tan común para los locales, a mí se me hizo mágico! Subir al ferry en Europa y 10 minutos después estar en Asia, me parecía irreal!! Además, el viaje tiene la vista de impresionantes castillos de verano de los antiguos sultanes otomanes, una señal más de la riqueza histórica, cultural y arquitectónica de esta maravillosa y contradictoria ciudad...

En el lado europeo de Estambul me deleité en Karaköy Güllüoğlu donde se consigue el mejor baklava de la ciudad (y quizá del mundo???!!!). Wow, decenas de tipos de baklava a escoger: de pistachos, nueces, chocolate, en rollos, tradicionales... el paraíso de la repostería! 
En el lado asiático encontré la mejor comida rápida callejera que se haya inventado: çiğ köfte!!! El nombre no me sonó muy apetitoso, pues significa "albóndiga cruda", ya que el platillo se originó justamente de mezclar carne molida cruda con más de 18 especies, amasándola vigorosamente con la mano hasta que tomara una textura de "cocinada"; por dicha, el gobierno prohibió este platillo y ahora se hace con bulgur (trigo). Esta mezcla se vende acompañada de lavash -un tipo de pan, parecido a la tortilla de harina-, lechuga, hojas de albahaca, y limón. Todo te lo empacan en una bandeja y lo envuelven en plástico adherible, medio kilo cuesta unas 10 liras turcas (unos $3,5), y uno se encarga de hacer "gallitos" o "burritos" y la más gloriosa combinación de sabores y especias hacen fiesta en el paladar...

Podría seguir hablando de las delicias de la comida que conocí en Turquía como el manti: pasta con salsa de yogur y tomate, o las berenjenas rellenas, pero creo que mi punto quedó claro... La comida turca y yo tuvimos un romance que durará por siempre!

Turquía no solamente es un país lleno de riqueza cultural, teniendo a Estambul como una ciudad intercontinental que ha sido la capital de dos de los más grandes imperios de la historia de la humanidad: el imperio Romano y el imperio Otomán. Sino que además es un país lleno de pasión (para bien y para mal), lleno de variedad religiosa y política (aunque este tema se está volviendo delicado), pero sobre todo, lleno de personas orgullosas de sus raíces -ya sean turcas o kurdas- que abrazaron mi alma tica, me escucharon hablar en un idioma completamente desconocido para ellos y me alimentaron, no solo con su maravillosa comida, pero con su calidez y hospitalidad!

Turquía será un país al que mis pasos buscarán cada vez que puedan, para volver a caminar entre ovejas, tomar agua que sale de la tierra, escuchar el no tan ameno llamado a la oración (5 veces al día!), comer fresas de los sembradíos, tomar el té con hermosas mujeres que amasan pan mientras se secan el sudor con el pañuelo que llevan en la cabeza... 


Volveré cada vez que pueda... para olvidarme por unos días de los batidos verdes, regocijarme con el çiğ köfte, el baklava y el té, aprender unas cuantas palabras más, mientras mi alma se maravilla al navegar en medio de dos continentes y mi mente se transporta siglos en la historia!!!

Teşekkürler Turquía! Görüşürüz!!!












No hay comentarios:

Publicar un comentario